La medición del deseo

Rachel Cusk, Segunda casa, Libros del Asteroide, 2021.

¿Puede la búsqueda del significado del arte revelarse como un problema sentimental? Segunda casa (2021) de Rachel Cusk, revela cómo la experiencia del arte facilita que nos situemos en el mundo, del mismo modo que la experiencia del amor auténtico posibilita la definición de nuestra existencia, la concreción del ser.

M vive con Tony, su segundo marido, en una casa en unas remotas marismas de Inglaterra. Con el tiempo acondicionaron una segunda casa en unos terrenos adyacentes, donde acostumbran a acoger a artistas invitados, una generosidad que goza de desigual fortuna. Quizás haya algún enigma en aquel paisaje único de la marisma que merezca ser descifrado a través de la visión creativa. Desde que descubrió la pintura de L una soleada mañana en París, M ha experimentado una alteración radical en su existencia. Intuye que un conocimiento más cercano del arte de L le proporcionará las coordenadas para aprender a decirse, un lugar desde el cual adquirir el verbo creativo. Al invitar a L a pasar una temporada en la segunda casa se siente conmovida por la posibilidad de consumar la trascendencia que este arte le promete.

Tony, el marido de M, es un hombre natural, juntos comparten una mística de la cotidianeidad insertada en aquel paraje, una intimidad transparente y apenas perceptible. La novela también es una reflexión sobre la maternidad, sobre el sacrificio que supone ceder espacios vitales, sobre el juego de espejos que se desarrolla al ver madurar a una hija, ese fenómeno por el que la biografía se desprende del ser y somos capaces de verlo todo nuevo.

El amor que M intuye a través de su experiencia del arte de L se le aparece como tormento, como plenitud y como daño. El verdadero arte es sin duda la cesión del fuego de los dioses, una forma de participación en una libertad sin medida que nos vivifica y que nos hiere. La consumación del arte solo es comparable al amor que se aguarda y al amor al que finalmente se asiste como si fuésemos testigos de un acontecimiento.

Segunda casa es una novela que aborda el problema de la creación, también de la creación de uno mismo, que a veces sucede por la comunión con los objetos artísticos, y, según intuye M, a través de las conversaciones y de las relaciones con los artistas que los crean. “Pensaba en él –en realidad en su obra– cíclicamente, como una consumación. Una consumación de mi yo solitario en la que encontraba una especie de continuidad.” La novela también es una celebración del raro don, o del engaño, de lograr hallar la propia trascendencia en la íntima comunión con la obra de otra persona. La búsqueda de M parte de su pavor ante el desorden propio, de su necesidad de interiorizar la habilidad del artista para conferir la existencia a sus creaciones.

M tiene una fe absoluta en el poder curativo de los efectos trascendentes del arte. Su íntima convicción es que, al invitar a L a la marisma, logrará dilucidar la relación oculta entre el arte de L y la profunda crisis que sufrió en su pasado, motivada por el fracaso de su anterior matrimonio.

Para desentrañar el misterio, M se propone observar las relaciones que se despliegan a su alrededor y trata de retener sus hallazgos, como quien asiste en silencio al embrollo del cual se desmadejará, como por arte de magia, alguna personal y definitiva victoria. Tal abrumadora exhibición de fe contemplativa depende de la consideración del arte como materialización de una verdad trascendente.

La felicidad silenciosa de M junto a Tony en el jardín de su marisma se verá amenazada por la serpenteante irrupción de L y su inoportuna acompañante. Tony y M se enfrentarán al problema que supone acoger a extraños en el propio círculo íntimo, ese descaro por el que un punto de vista ajeno nos invade. Se trata también de ensayar la mirada del otro, una mirada en la que recrearnos, que reordena nuestra realidad, aunque en ocasiones sea de una manera devastadora. Segunda casa propone una reflexión sobre las frágiles construcciones sobre las que asentamos nuestras vidas, siempre susceptibles de ser derribadas por virtud de las íntimas colisiones con quienes nos rodean y que suceden en un débil instante.

M necesita explicarse la manera en que su experiencia está traspasada por su percepción particular del arte de L: ¿qué implicaciones tiene para su vida cotidiana y también para su matrimonio el hecho de que la visión de L, o lo que ella percibe como su visión, impregne su vida? M llega a intuir la posibilidad de aceptar su comunión con el arte de L como un regalo que la implica en el proceso de su creación de sí misma, de su vivencia de la realidad, sin llegar a modificar las condiciones de su existencia cotidiana.

M es profundamente consciente de sus propias imperfecciones. Le produce pesar su propia naturaleza fragmentaria y desordenada; ante sus ojos L se aparece como un ser perfecto y libre, y ella necesita interiorizar esta perfección, hacer suya la libertad de una existencia íntegra.

Las perfecciones de L también hacen que este sea incapaz de concebir la realidad; su vida transita entre la desilusión que le producen los demás y el sueño vano de sí mismo. Su eventual insatisfacción y desarraigo no es más que una excusa para evitar repetirse, para evitar que se consume esa coincidencia fatal para su ego entre lo que proyecta ser y lo que es.

Subyace el tema de la crítica a la retórica del hombre-artista, del artista consumado. Parecería que la mujer tiene una relación más problemática con la revelación, más honesta y sincera.

M persigue su intuición de la verdad, el desarrollo de una cierta esencia del espíritu en el tiempo, su afán de que finalmente se despliegue la justicia, también en sus relaciones más íntimas. La vida social aparece como juego, como un escenario en el que se lleva a cabo una constante medición de fuerzas, frecuentemente con resultados catastróficos para el ego.

M se siente una expectadora de su propia realidad deshabitada. Su interés está en la deducción y el análisis más que en la experiencia. La vida social que se despliega a su alrededor le ofrece la posibilidad de interrogarse sobre su propia existencia. Conocer a L supone sumirse en la vivencia de relaciones personales con el poder de desdibujar la experiencia, de cuestionar los perfiles reconocidos, de emborronar el yo. Así llega a comprender que las certidumbres morales por las que elaboramos nuestro mundo pueden ser producto de la imaginación. ¿Hay quizás una realidad externa a nuestras proyecciones, una verdad que se impondría a nuestras parciales figuraciones? Quizás atender a esta verdad significa destruirnos lentamente; también significa salvarnos. Un sutil ejercicio mental de escepticismo ante la propia realidad conocida, esa medición consciente del deseo, podría cambiar nuestras vidas.

M aspira a asomarse a la creación como medio para reparar su pérdida de fe en su vida anterior. Las creencias a las que se había aferrado para interpretar el sistema de sus relaciones personales corren el riesgo de derrumbarse. Entiende que proyectar altas expectativas hacia los demás también implica un desprecio de sí misma. Aún así, buscará a L, contrariamente a todo lo que la vida le ha enseñado, a pesar de la amenaza que supone a su plácida existencia con Tony, siendo consciente de que sin subjetividad tampoco existe la historia, solamente la vida desplegándose en toda su crudeza a cada instante. 

Nosotras, las mujeres

Miriam Toews - Ellas hablan

Una comunidad rural menonita (se trata de una secta protestante) en Bolivia que parece sobrevenida de un tiempo remoto. El sol de poniente alarga las sombras melancólicamente entre los campos labrados. Las mujeres cosen colchas para la cooperativa y limpian la casa, y callan. Los niños juegan al balón con vejigas de cerdo hinchadas y arrojan boñigas de caballo a las niñas que les gustan. Los hombres, rudos y fornidos, se dedican a las tareas agrícolas y ganaderas sin descanso.

Molotschna no tiene una existencia fácilmente explicable. Sus contornos geográficos exactos son desconocidos por sus habitantes (los mapas están prohibidos) y el tiempo parece estar suspendido en un presente eterno. En una comunidad sin historia no puede existir conciencia ni memoria, y por lo tanto las aspiraciones humanas quedan anuladas. Uno de los granjeros recibió un reloj en herencia, pero éste fue requisado rápidamente por el obispo Peters, el representante de la autoridad en Molotschna. El paso del tiempo, en cuanto implica una cuantificación de la experiencia, la posibilidad de albergar una memoria y vislumbrar un progreso, se vuelve una adquisición transgresora.

En el centro de esta comunidad utópica tienen lugar unos abusos horrendos. Aunque sólo ocho hombres son culpables, todos parecen identificados con esa ideología perniciosa que une a los violadores con el resto de los hombres de la comunidad en mutua solidaridad. Miriam Toews se basó en los sucesos reales por los que en junio de 2009 varios hombres procedentes de una colonia menonita en Bolivia fueron arrestados por violación. Anestesiaban a las mujeres cada noche con un spray y éstas se despertaban magulladas pero incapaces de recordar lo que había sucedido. Toews, que perteneció a la colonia menonita de Steinbach en Canadá, de la que se marchó a los dieciocho años, parte de estos sucesos reales para desarrollar su obra de ficción.

Durante dos largos días las mujeres se reúnen en un granero para decidir su respuesta a las agresiones, el paso del tiempo lo marca la progresión del sol a través del polvoriento ventanal. Allí las mujeres, seis de ellas, tres generaciones en representación de todas las demás, han de enfrentarse a sus propias limitaciones en la búsqueda de significado. Pretenden no sólo explicarse la realidad de una forma nueva, sino también reconsiderar su religión, racionalizarla, para que no se les imponga perdonar a los hombres. Ellas intuyen que esta toma de conciencia colectiva ha de ser proyectada como una conquista del lenguaje. En el granero, las mujeres despiertan de su no-existencia mediante el diálogo. Se trata, de alguna manera, también de una conquista política. En su nueva colonia, dirigida por ellas mismas, según explican en un manifiesto, las prioridades serán aprender a leer y a escribir, y a pensar, y tomarán las decisiones colectivamente.

El narrador de la novela no es sin embargo una de las mujeres, sino un hombre: el maestro de la escuela, August Epp, a quien se le ha encargado escribir las actas de las deliberaciones de las mujeres durante estos dos días, un hombre en los márgenes, cuya reputación está dañada debido a su interés en el estudio y su poca habilidad en las tareas del campo, y a un oscuro secreto del pasado que amenaza los cimientos de la comunidad. A medida que deliberan, August trata de ilustrar cada dilema con una pequeña historia, como la historia de la corriente de agua que discurre en lo más profundo del mar muerto, o la historia del poeta koreano Ko Un y sus fallidos intentos de suicido. Las mujeres tienen una clara intuición de la significación trascendental que se puede ocultar detrás de cada suceso cotidiano, y, así, reflexionan sobre algunas anécdotas protagonizadas por los animales de la colonia, o sobre los procesos biológicos femeninos. Quieren ser capaces de interpretar la realidad por sí mismas. Desconfían de la lectura que los hombres han hecho de la Biblia. La realidad es un texto sagrado que se reescribe continuamente.

Muchas son las incertidumbres que acompañarán a las mujeres en su partida al final del libro. ¿Se trata realmente de un final feliz? Y el lector se pregunta también si en su nueva colonia las mujeres no acabarán reproduciendo los estériles patrones del utopismo que han terminado por interiorizar en Molotschna. Las mujeres se van, no huyen, y avanzan entre la oscuridad, destinadas a una existencia sin hombres, pero iluminadas por la esperanza de una fuerza mayor que el amor que las sostenga.

Ona: “Sin luchar, pero avanzando. Siempre en movimiento, sin luchar, sólo movimiento y avance, movimiento y avance.”

Sacrificio maternofilial y esclavitud

2019_09_06

Una casa encantada es el cuerpo de los espíritus que la habitan, y al comienzo de la novela Beloved (1987), de Toni Morrison, tristemente fallecida el pasado año, la pequeña casa gris y blanca en el número 124 de Bluestone Road, a las afueras de Cincinnati, estaba poseída por el rencor de una niña muy pequeña. Cuando Paul D, uno de los cinco hombres de la plantación de Sweet Home, llega a esta dirección en 1873 tras un largo peregrinaje hacia el norte huyendo de la esclavitud, al cruzar el umbral percibe una fuente de luz roja y ondulante y exclama: “¡Dios mío!,” “¿qué clases de espíritu maligno tienes aquí?.” Sethe, la mujer que él ha venido a buscar, le responde: “No es maligno, solo está triste.” (Todas las citas de la novela son de mi traducción). La suegra de Sethe, la bendita Baby Suggs, que había vivido en la casa con Sethe y su nieta Denver (tres generaciones de mujeres y el fantasma de un bebé conviviendo y enfrentándose a la vida en libertad) había declarado antes de morir, hacia el término de la guerra de Secesión, que no había ninguna casa en el país que no contuviese el espíritu doliente del fantasma de algún esclavo.

La novela de Toni Morrison está marcada por la problemática del concepto de “hogar” para alguien que es o ha sido un esclavo. En la plantación de Sweet Home, en Kentucky, las circunstancias no eran ideales – “No era dulce y con toda seguridad no era nuestro hogar,” dice Paul D – pero tampoco eran tan malas como en otras plantaciones. El señor Garner presumía de que sus esclavos eran verdaderos “hombres”: les dejaba portar armas y escuchaba sus opiniones. A Paul D le preocupa su masculinidad amenazada por la esclavitud. ¿Podía un hombre negro considerarse hombre solo porque un capataz blanco así lo decidía? ¿La hombría no consistía acaso en la propia valía de cada hombre, independientemente de su color? Al morir el señor Garner, su débil esposa hace llamar a su cuñado, conocido como “el profesor” en adelante, un racista con pretensiones intelectuales que consideraba que los negros compartían rasgos con los animales. Sethe había sido la encargada de fabricar la tinta que “el profesor” empleaba para desarrollar sus teorías racistas, un recuerdo que la tortura y un ejemplo de la desposesión del trabajador esclavo frente al fruto de su labor.

Cuando Paul D llega a la casa, utiliza su hombría para expulsar al fantasma. El fantasma de la niña entonces se hará carne, adoptando la edad que tendría si no hubiera muerto, y visita el mundo de los vivos para expulsar a Paul D y tomar posesión del alma de su madre, alimentándose con fruición antropófaga del sentimiento de culpa de esta. La muerte de Beloved había constituido el sacrificio, la oferta carnal, por el cual Sethe y su familia consiguieron dejar atrás la esclavitud. Esto es, el sacrificio de Beloved es la moneda de cambio que otorga la libertad a los miembros supervivientes de la familia; este suceso tan ignominioso, el asesinato de una hija por su madre, había logrado poner freno a la codicia del “profesor” y sus sobrinos, que creyeron a Sethe trastornada y, por lo tanto, ya inservible para el trabajo en la plantación.

Aunque no era la intención de Sethe utilizar el sacrificio como moneda de cambio, el asesinato de su hija Beloved le sirve, paradójicamente, para asegurarse una nueva vida en libertad en el norte, un trabajo y un hogar familiar propiamente dicho, la casa del número 124 de Bluestone Road, cedida por los Bodwin, sus progenitores blancos en Cincinnati. Después de la huida de los hijos para unirse al ejército, el hogar está constituido por tres generaciones de mujeres. El marido de Sethe, Halle, había desaparecido tras, según Paul D más tarde deduce, perder la cordura al ser testigo involuntario de los abusos sexuales sufridos por ella en la plantación justo antes de su huida. Sethe es consciente de lo inconveniente que puede resultar la memoria: en su mente Sweet Home no es solo la plantación en la que fue esclava, también es un espacio íntimamente deseado, un “infierno hermoso” impregnado de posibilidades de apropiación y conquista que hace volar su imaginación.

La consecuencia negativa más inmediata del crimen sacrificial es la marginación de los habitantes de la casa por parte de la comunidad de antiguos esclavos de aquella parte de Cincinnati. Baby Suggs, la suegra de Sethe, había realizado rituales curativos en un claro del cercano bosque. Eran celebraciones gozosas en las que hombres, mujeres y niños dejaban que la anciana bendita hiciese que el dolor huyese. Pero el crimen de Sethe, que espanta a los dueños de la plantación, también produce el rechazo en  la comunidad negra de Cincinnati. A partir de ese momento la comunidad ignora a los habitantes de la casa, al tiempo que llega el fantasma y acentúa el ostracismo de Sethe y su familia, que termina por verse reducida – después de la melancólica muerte de Baby Suggs – a Sethe y su hija Denver, la menor, y juntas se alimentan de la compañía del fantasma en soledad y lo invocan para solicitar el perdón. Al sacrificar a su hija, Sethe ha logrado asegurar la libertad para su familia, pero ha perdido el vínculo con la comunidad.

Luego, una vez que Beloved se haya instalado en la casa y Paul D haya sido expulsado – precisamente Beloved utilizará su atractivo sexual para confundir la hombría de Paul D como táctica de expulsión – el principal empeño de Sethe será el de encontrar las palabras para justificarse ante Beloved, explicándole que su plan había sido que ella y sus hijos se reunieran en el más allá. Es entonces cuando la historia se convierte en una invocación dentro de un cuento. El momento en que las tres mujeres, supremamente aisladas del mundo circundante, consiguen comunicarse sus más íntimos sentimientos y razones, también es, en cuanto clímax de la novela, el momento en el que el profundo vínculo entre las tres comienza a disolverse. En el proceso de realizar esta invocación a tres voces que es un mea culpa traspasado por el amor entre tres mujeres de una misma familia, Sethe sufre el peligro de ser devorada por la codicia retributiva del amor de su hija muerta.

Quien pondrá fin al decadente episodio de antropofagia maternofilial es la hija mayor, Denver, que al realizar el exorcismo de su hermana y expulsarla de sus vidas para siempre con la ayuda de la comunidad de mujeres negras, ingresará en la edad adulta y producirá la restauración social de la unidad familiar.

Es un tema recurrente de la novela la denuncia de que uno de los rasgos más brutales de la realidad de la esclavitud era que impedía las relaciones familiares. Los esclavos eran intercambiados sin tener en cuenta los lazos familiares y afectivos que existían entre ellos mismos. Las mujeres se utilizaban como el medio por el cual los esclavos se reproducían sin atender a ningún lazo afectivo entre ellos, para vender los hijos resultantes o incrementar la propiedad de mano de obra en la hacienda. En este contexto, los hijos resultantes no pertenecían a sus padres, sino al dueño de la plantación. La precariedad de los lazos familiares en el contexto de la esclavitud es el punto de partida de esta historia en la que una mujer, antigua esclava, debe aceptar superar su sentimiento de culpa por el sacrificio maternofilial que le otorgó la libertad.

La historia como superación del cuento

Henry James - Gabrielle de Bergerac
Henry James, Gabrielle de Bergerac, (1869), Impedimenta, 2012.

Gabrielle de Bergerac (1865) es una novella escrita por Henry James en su juventud y, por lo tanto, un estudio previo de los brillantes personajes femeninos que jalonarían su carrera literaria, así como de su tema característico del conflicto entre el viejo y el nuevo mundo. En esta historia, que describe un amor imposible en la Francia de los albores de la Revolución, la joven Gabrielle se halla suspendida entre el viejo pays de France de la decadente nobleza rural del Antiguo Régimen, y la nueva sociedad ilustrada que aventuraba un incipiente desafío del sistema de castas y que esgrimía los valores de la bondad, la cultura y la belleza. Así, asistimos a las fantasías insustanciales, una mezcla de impetuosidad e instinto, por las que la señorita Bergerac olvida sus obligaciones sociales y se enamora de Coquelin, el preceptor plebeyo de su sobrino.

La señorita de Bergerac debe decidir entre la persuasión de su conciencia, que la predispone a confluir con la corriente de modernidad surgida de la Ilustración, y los mandatos de la conveniencia social encarnados en el corrupto y adulador vizconde de Treuil, poseedor de un linaje, pero de una fortuna incierta. Lo que distingue a Coquelin como el hombre nuevo que traerá la Revolución es su habilidad para alzarse por encima de sus circunstancias, desarrollando una refinada sensibilidad artística y una conciencia política.

Uno de los movimientos decisivos en su relación tiene lugar cuando Gabrielle descubre el retrato que Coquelin ha pintado de ella. La imagen de sí misma que Coquelin le devuelve encuentra una resonancia en su interior, le ayuda a anhelar el cumplimiento de un ideal ético de su existencia más allá de los valores mundanos. El verdadero amante, pues, es aquél que tiene el don de la observación. El amor es conocimiento de la amada. Al confrontar este retrato de sí misma que Coquelin ha concebido, Gabrielle adquiere su individualidad. Hasta aquel momento, la mujer noble había tenido una función meramente decorativa en el matrimonio, además de servir como agente reproductivo de la casta. Entre los nuevos valores que traerá la Revolución surge la posibilidad del desarrollo de la individualidad y la creciente importancia del pensamiento. Los valores espirituales e intelectuales se democratizan.

Coquelin representa el nuevo hombre de la sociedad democrática, pero su herencia intelectual incluye todas las fábulas y ensueños de la antigua Francia que ha bebido en sus fuentes literarias, los cuentos de hadas, las viejas leyendas del bosque. Es también, así, un hombre entre dos mundos, sus fantasías románticas pertenecen al viejo, sus aspiraciones políticas y su orgullo al nuevo. En él se da una distinción lúcida entre el pasado histórico y los cuentos. Su aprecio de la literatura y del patrimonio inmaterial de su país no afecta a su espíritu reivindicativo. No permite que su particular adoración por los cuentos de hadas de la antigua Francia interfiera con su comprensión racional de la realidad atroz sobre la que esas historias se sustentaban.

En Gabrielle admira sobre todo el halo sacramental en la nobleza de su carácter, su disposición caritativa y democrática para con los campesinos pobres. Cuando juntos visitan un castillo en ruinas, Coquelin solo puede ver crueldad, iniquidad, los tentáculos de poder que oprimieron a sus antepasados, la ciega y contundente arquitectura del sometimiento, la geografía pétrea de laberínticos sótanos abovedados destinados para el castigo. Entre las ruinas del castillo de Fossy cristaliza el amor de ambos, en un escenario propicio para romper con el pasado, para sufrir un quebrantamiento moral. La Revolución francesa iba a inaugurar este mundo más natural que los amantes ansían, en el que la Razón y también la emoción individual se convierten en los valores divinamente consagrados.

La desesperanza y la lucha tienen un componente hereditario, este es el bagaje moral con el que Coquelin se enfrenta a su destino, estas son las armas que le asistirán cuando su intuición política se plasme en el siguiente remolino de la Historia.

Mis correcciones a la traducción de Wolf Hall de Hilary Mantel (En la corte del lobo)

En-la-corte-del-lobo
Hilary Mantel, En la corte del lobo, 2012. Traducción de José Manuel Álvarez Flórez.

Aquí presento una selección de mis correcciones a la traducción de Wolf Hall de Hilary Mantel: En la corte del lobo, traducida para Destino por José Manuel Álvarez Flórez, aunque el total de mis correcciones fue de 762. De especial significación me pareció el problema de la dificultad en la traducción de los nombres de personas, por la que algunos, como los de Thomas Boleyn y Thomas More se presentaban como Thomas Bolena y Thomas Moro, alternando en un mismo nombre el uso del inglés y el español. Me parecería mejor opción siempre dejar los nombres en su versión original, para que no desentonen frente a los de otros personajes.

A sinewy little twitcher, always twitching after his own advantage.
a. Un hombre nervudo y pequeño que, aunque aquejado de temblores, espasmos y tirones, sabe actuar siempre en beneficio propio.
b. Un hombrecito nervudo que no deja de impacientarse, aunque siempre se impacienta en beneficio propio.

The family never meet but he thanks God that Walter’s not with them anymore.
a. La familia nunca se reúne, pero él da gracias a Dios porque Walter no esté ya con ellos.
b. Siempre que la familia se reúne da gracias a Dios porque Walter no esté ya con ellos.

He thinks about the jittery sidestep of a skittish horse, the smell of the brewery.
a. Piensa en el caballo inquieto que se desvía nervioso, los caballos se asustan, el dolor de la destilería.
b. Piensa en la vacilación nerviosa del caballo encabritado, el olor de la destilería.

You don’t have to hold me up.
a. No tenéis que sostenerme.
b. No tenéis que imitarme.

They only heard of it in the Wolsey household.
a. Ellos sólo lo oyeron, en la casa de Wolsey.
b. Eso no ocurría cuando la casa pertenecía a Wolsey.

But insight cannot be taken back.
a. Pero no se puede recuperar la intuición.
b. Pero no se puede desdeñar lo ya intuido.

It is a shame for the scholars.
a. Es una vergüenza para los maestros.
b. Es una pena por los estudiantes.

She is slumped in a chair.
a. Se retrepa en el asiento.
b. Se deja caer en una silla.

He never had a parish church but he built the tower higher.
a. Nunca tuvo una iglesia parroquial, pero construyó la torre más alta.
b. Aumentó la altura de las torres de todas las iglesias parroquiales que poseyó.

The sickly milk-faced creeper.
a. La rastrera empalagosa.
b. La muchacha rara y enfermiza con rostro de leche.

Still… as we heard of it in Cambridge, you performed such labours for the foundation… the students and Fellows all commend you… no detail escapes Master Cromwell.
a. De todos modos… Cuando nos enteramos en Cambridge, vos realizabais tantos trabajos para la fundación…, los estudiantes y los maestros os alababan…, al señor Cromwell no se le escapa un detalle.
b. De todos modos… Llegó a nuestros oídos en Cambridge que realizasteis buenos trabajos para la fundación… los estudiantes y los maestros os alaban… al señor Cromwell no se le escapa un detalle.

There is a shuffle, a grunt, a sigh.
a. Se oye un arrastrar de pies, un susurro un suspiro.
b. Alguien se mueve, se oye un bufido, un suspiro.

Jo drops her lead, but still Bella runs behind.
a. Jo aminora la marcha, pero, de todos modos, Bella tiene que correr.
b. Jo deja caer la correa, pero aun así Bella corre detrás de ella.

Still, as he is Lord Treasurer, he has paid me my back wages. I was three quarters of the year in arrears.
a. De todos modos, como es Lord Tesorero, me ha pagado mis salarios atrasados. Eran tres o cuatro años de atrasos.
b. De todos modos, como es Lord Tesorero, me ha pagado mis salarios atrasados. Eran tres cuartos de año en atrasos.

He said, ‘If I thought my cap knew my counsel, I would cast it into the fire.’
a. Dijo: “Si creyese que mi gorra iba a darme consejos, la arrojaría al fuego.”
b. Dijo: “Si creyese que mi gorra conocía mis intenciones, la arrojaría al fuego.”

He means to say that he will not choose any adviser now: not my lord of Norfolk, nor Stephen Gardiner, or anyone, any person to be closet o him, to be so close as the cardinal was.
a. Parece indicar que ya no elegirá ningún consejero: ni milord Norfolk ni Stephen Gardiner ni nadie, ninguna persona que esté próxima a él, nadie que esté tan próximo como lo estaba el cardenal.
b. Parece indicar que ya no elegirá ningún consejero: ni milord Norfolk ni Stephen Gardiner ni nadie, para que esté próximo a él, tan próximo como lo estaba el cardenal.

…his writing hand tucked into a hidden fist.
a. … apretando el puño de la mano con la que escribe.
b. … la mano con la que escribe agazapada dentro de un puño escondido.

“Rex quondam rexque futurus.” The former King is the future King.
a. El rey anterior es el futuro rey.
b. El rey que fue es el rey que será.
(inscrito en la tumba de Arturo)

Sir John is not, perhaps, more than a dozen years older than himself, but amiability can be ageing.
a. Sir John tal vez no le lleve doce años, pero su amabilidad puede estar envejeciendo.
b. Sir John tal vez no le lleve doce años, pero ser amable envejece a uno.

He puts the cat down, opens the bag. He fishes up on his finger a string of rosary beads; for show, says Avery, and he says, good boy.
a. Deja el gato en el suelo, abre la bolsa. Saca con el dedo una hilera de cuentas del rosario; para enseñar, dice Avery, y él dice, buen chico.
b. Deja el gato en el suelo, abre la bolsa. Saca con el dedo una hilera de cuentas del rosario; para guardar las apariencias, dice Avery, y él dice, buen chico.

I expected to see her walk in one day.
a. Esperaba verla entrar un día.
b. Creía posible que apareciese sin más un día.

… that’s the Howards for you, that’s the Boleyns.
a. … pero eso son los Howard para ti, eso son los Bolena.
b. … pero así son los Howard, así son los Bolena.

While my lord cardinal was alive, he never wanted for a jewel in his hat or a horse or a handsome house.
a. Mientras el cardenal vivía, nunca deseó una joya ni un sombrero ni un caballo ni una hermosa mansión.
b. Mientras mi señor el cardenal vivía, nunca le faltó una joya en el sombrero ni un caballo ni una hermosa mansión.

Thomas, when you’re cold and under a stone, you’ll talk yourself out of your grave.
a. Thomas, cuando estéis frío y debajo de una lápida, os convenceréis vos mismo de que debéis salir de la tumba.
b. Thomas, cuando estéis frío y debajo de una lápida, vuestra labia os sacará de la tumba.

You don’t get on.
a. No sigáis.
b. No os lleváis bien.

All the kept women and the runaway daughters.
a. Todas las mujeres encerradas y las hijas fugadas.
b. Todas las mujeres mantenidas y las hijas fugadas.

… but think, is it likely that a man who has not spared himself on the hunting field and in the tilt yard should not get some injury by the time he is the king’s age?
a. Pero piensa que es natural que el que no ha eludido la caza y las Justas tenga alguna lesión al llegar a la edad de ser rey.
b. Pero pensad, ¿es probable que un hombre que no ha eludido ni la caza ni las justas no haya sufrido alguna lesión a la edad del rey?

He hears her calling, Thomas, Thomas… It is a name that will bring half the house out, tumbling from their bedside prayers, from their very beds: yes, are you looking for me?
a. La oye llamar: Thomas, Thomas…, el nombre pone en marcha a la mitad de la casa, abandonan sus oraciones de antes de acostarse, hasta las camas; sí, ¿me buscáis a mí?
b. La oye llamar: Thomas, Thomas… Es un nombre que puede hacer salir a la mitad de la casa, dejando a medias sus oraciones antes de acostarse, dejando hasta sus camas: sí, ¿me buscáis?

Lizzie comes packaged into her velvet and lace, her outlines as firm as her sister’s are indefinite and blurred, her eyes bold and hazel and eloquent.
a. Lizzie viene envuelta en sus ropas de terciopelo y encaje, con lo que sus curvas, tan firmes como las de su hermana, resultan indefinidas e imprecisas; sin embargo, sus ojos audaces color avellana resultan elocuentes.
b. Lizzie viene envuelta en sus ropajes de terciopelo y encaje, sus rasgos tan firmes como los de su hermana son indefinidos y borrosos, sus ojos audaces de color avellana y elocuentes.

Henry says, ‘His father left Crookback for my father’s service.’
a. Su abuelo – dice Enrique – dejó Crookback para servir a mi padre.
b. Su abuelo – dice Enrique – dejó al Jorobado para servir a mi padre.
(se refiere a Ricardo III)

Two days after he sees More shivering at the sermon, he conveys a pardon to Lady Exeter.
a. Dos días después ve a Moro tiritando en el sermón, transmite un perdón para Lady Exeter.
b. Dos días después de ver a Moro tiritando en el sermón, transmite un perdón para Lady Exeter.

I would rather see my only son dead, I would rather see them cut off his head, than see you refuse this oath, and give comfort to every enemy of England.
a. Preferiría ver muerto a mi propio hijo antes que ver que os cortan la cabeza, antes que ver que os negáis a prestar este juramento y apoyáis a todos los enemigos de Inglaterra.
b. Preferiría ver muerto a mi propio hijo, preferiría ver cómo le cortaban la cabeza, que veros rechazar este juramento, dando alegría a todos los enemigos de Inglaterra.

It is a still morning, misty and dappled.
a. La mañana es tranquila, nebulosa y encapotada.
b. La mañana es tranquila, neblinosa y salpicada de nubes.

I shall not indulge More, he thinks, or his family, in any illusion that they understand me. How could that be, when my workings are hidden from myself?
a. No permitiré que Moro, piensa él, ni su familia, abriguen ilusiones de que me comprenden. ¿Cómo podrían comprenderme ellos, cuando ni yo mismo me comprendo?
b. No permitiré que Moro, piensa él, ni su familia, abriguen ilusiones de que me comprenden. ¿Cómo podría ser así, cuando ni yo mismo alcanzo a dilucidar los fines de mis propósitos?

‘It is not as if the queen likes me,’ Jane says.
a. No me gusta la reina, en realidad – dice Jane –.
b. No es que la reina me aprecie, en realidad – dice Jane –.